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El Rugby es… la mejor receta para la vida

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Alberto Chicote entra en la sala del Rafaelhoteles de Badalona con paso firme y con un enérgico apretón de manos como presentación. Sabe que hoy la cocina queda en un segundo plano y que el rugby es el protagonista: su camiseta de la selección de Irlanda le delata. Este madrileño de 46 años jugó al rugby desde los 14 hasta los 20, edad en la que tuvo que dejarlo por motivos profesionales. «Me da una rabia que no veas y cada vez que veo un balón me pongo nervioso», confiesa.

«Es un deporte con valores de galán de película antigua, en blanco y negro»

 

Pero su experiencia en las melés —jugaba de talonador en el Amorós y luego en el CEU— no ha supuesto un tiempo perdido. Todo lo contrario. “Este deporte me lo ha enseñado todo. Yo soy la persona que soy ahora mismo por lo que me marcó el rugby y me sigue marcando”, asevera con mirada sincera.

Su pasión por este deporte es contagiosa. La entrevista duró una hora, pero podría haberse alargado varias más. «No creo que se pueda ser ex jugador de rugby, siempre lo llevas contigo», explica. De hecho, en el primer programa de Pesadilla en la cocina usó esta práctica de villanos disputada por caballeros para motivar al dueño del restaurante. «El tipo, que había jugado de talona como yo, estaba totalmente rendido. ¡Y yo no me creo que alguien que ha estado ahí se rinda! Echamos un partido y aquello le despertó algo», recuerda satisfecho.

El factor humano
El libro de John Carlin, que narra la victoria de la selección de Sudáfrica contra Nueva Zelanda en el Mundial de 1995, es su favorito. «Siempre lo intento regalar. A mí me gustan mucho los libros. Me gusta verlos, olerlos, acariciarlos…», se sincera Chicote. «Lo que me jode es que cada vez que lo busco para dárselo a alguien no encuentro la edición anterior y sólo veo la portada con Morgan Freeman y Matt Damon, de la película Invictus», mantiene con una carcajada.

Y es que el rugby, para el cocinero, tiene algo que lo convierte en especial. En único. «La palabra es la honestidad. Va más allá de jugar y divertirse o ganar o perder. No hay cosa que más recomiende a mis amigos que apuntar a sus hijos a rugby. ¡Al menos que lo prueben! ¡Que se rebocen en el barro! Igual conocen balones diferentes y otros valores a aprender. Es la mejor receta para la vida», asevera.

No te caes si no quieres
Alberto Chicote defiende con determinación este deporte. Y con la misma pasión se indigna cuando habla de los futbolistas que simulan faltas y caídas en el césped. «Me da mucha rabia cuando alguien se permite el lujo de engañar a sus aficionados y al rival. ¡No me cabe en la cabeza!», exclama el cocinero.

El fútbol no le atrae lo más mínimo. «Si alguien no quiere caerse, no es tan fácil tirarle. Eso es una lección vital y a mí eso me lo enseñó el rugby», sostiene. Afortunadamente para él, confía en que su pasión se expanda por el país. «Estoy convencido de que podemos crecer, sólo falta que un español esté en la cresta de la ola», asegura. Tampoco soporta el ambiente de ciertos encuentros de categorías inferiores. «Salgo enfermo. ¡Cómo se puede llamar hijo de puta a un niño de diez años! De verdad que no lo entiendo. Yo cuando jugaba no había vivido eso jamás», insiste.

La cocina, trabajo de equipo
Una de las primeras preguntas que Chicote realiza a los candidatos a trabajar en su restaurante, el Yakitoro en Madrid, es cómo definen el trabajo en equipo: «En una cocina esto es fundamental. Cada uno debe tener su responsabilidad para lograr hacer un buen resultado entre todos».

El programa Pesadilla en la cocina le permite intentar aplicar estos valores. Pero, por encima de todo, ayudar a la gente. «Mola mucho y me divierte. Tener la capacidad y los recursos de darle a alguien una oportunidad que no tendría de otro modo es algo tremendamente gratificante. Y hacerlo cada semana es sentirte como Papa Noel todos los días», confiesa ilusionado. Chicote, un grande también lejos de los fogones.

Leer más: Chicote: «El rugby es la mejor receta para la vida» – MARCA.com

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